31/1/11

LA SELVA LACANIANA

ESTE ES UN FRAGMENTO DE LA CONFERENCIA QUE ESTOY PREPARANDO PARA EL CICLO  "LA VERDADERA HISTORIA DE LA DANZA", AUSPICIADO POR EL CENTRO HISTÓRICO DE INVESTIGACIONES DE LA DANZA OI, RAMA ACADÉMICA DEL COLECTIVO AM.

Tal como M. Foucault relacionó el océano con la locura en el imaginario y la episteme de la cultura occidental, llamándolo antiespacio, o no-lugar, Lacan relacionó la selva con el inconsciente. Aunque interesado en un enfoque lingüístico, para Lacan (y esto es sorprendentemente poco sabido) igual que para el mismo Foucault (pero por supuesto, con opiniones opuestas al respecto), la etnología y el psicoanálisis están más relacionados de lo que aparentan, y forman juntos, a demás, el cimiento epistemológico de las llamadas “ciencias humanas” de la modernidad. Para Lacan, el corte transversal con el que, en un solo movimiento, la etnología expone y analiza sociedades cronológicamente contemporáneas, pero culturalmente anacrónicas e incompatibles (al menos en apariencia, y en relación siempre a la cultura occidental, diría Fucault), es equivalente al corte psicoanalítico a través de las capas de representación y significado a lo largo del consciente y el inconsciente. Es decir, de alguna manera, la etnología es al macrocosmos social, lo que el psicoanálisis al microcosmos individual, y las comunidades aún cercanas a lo tribal son en términos etnológicos, equivalentes a un inconsciente macrocósmico de interconexiones socioculturales. Para Lacan, la Selva Lacandona (que evidentemente lleva su nombre), fue tan importante en su reinterpretación estructuralista de la teoría freudiana, como, digamos, las galápagos para Darwin, en términos de trabajo de campo. Su análisis de las comunidades indígenas chiapanecas y la comunicación entre estas, informó directamente su teoría de cadenas significantes a partir de las cuales funciona el inconsciente. A su vez, la influencia lacaniana fue determinante en la cosmogonía lacandona: se insertó el complejo de Edipo en la cultura; y la noción occidental de culpa, que había sido a penas esbozada en el pensamiento indígena a través de un catolicismo sincrético, terminó de ser entendida e incorporada. Estas aportaciones son fácilmente identificables en las tradiciones lacandonas; particularmente en algunas danzas y cantos relacionados con casamientos o bautizos. Desde entonces, el llamado “Sincretismo Lacaniano”, o “Sincretismo Lacandon” ha generado las condiciones para que numerosos movimientos tanto artísticos como sociales emerjan. Entre ellos, la internacionalmente aclamada coreografía mediática del EZLN, surgida a mediados de los años 90 y escenificada a lo largo y ancho de todo el globo a través de medios de comunicación de principal importancia. Las artes escénicas internacionales se han visto influenciadas por las propuestas lacandonas, en las que una estética militar de apariencia matriarcal pero con un protagonista masculino (volvemos a Edipo) es desplegada, siempre bajo el cobijo de una personalidad misteriosa, si bien identificable e incluso estereotípica, que juega con personificaciones de un posible preconciente cultural culpígeno, evidenciándolo. Movimientos como INPEX, en Suecia, o La Fura Dels Baus, en España han retomado este formato.

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